Las empresas de transporte somos conscientes de nuestro papel para el avance en sostenibilidad. Es difícil hacerlo sin nuestra aportación porque cualquier producto a disposición en una tienda o de venta online tiene una parte de impacto ambiental que corresponde a la logística. A ello se une que los consumidores, especialmente los jóvenes, llevan años demandando y eligiendo a las empresas más sostenibles. Es el único camino posible.
En el transporte de mercancías, la principal vía para lograrlo es ganar eficiencia: recorrer menos kilómetros, optimizar la carga y mejorar la conducción para reducir la contaminación ambiental. Con ese propósito, llevamos dos años transformando nuestra operativa. Así, hemos pasado de tener un modelo en aspa, con centro en Madrid, a una tupida red compuesta por ocho centros de coordinación y múltiples rutas que cubren todo el territorio. Buscamos que cualquier franquiciado, esté donde esté, pueda hacer rutas concéntricas desde su ubicación. Una eficiencia que genera notables beneficios medioambientales y también económicos.
El próximo paso es seguir incorporando camiones euromodulares, especialmente en rutas largas
Para verlo claro podemos comparar el impacto que implica llevar un palé desde cualquier lugar de Galicia hasta Sevilla. Con el modelo anterior, cada uno de nuestros franquiciados viajaba con sus medios hasta Madrid y desde allí el franquiciado de Sevilla se hacía cargo de la mercancía. Ahora, como nuestros franquiciados comparten los recursos, la mercancía viaja hasta el centro de coordinación de Valladolid y allí se consolida y viaja hasta la capital andaluza, lo que supone mayor grado de ocupación y menos kilómetros recorridos.
En cada nueva ruta que ponemos en marcha nuestro objetivo es que la mercancía viaje de forma más eficiente. El próximo paso es seguir incorporando camiones euromodulares, especialmente en rutas largas. Ya tenemos la infraestructura y el personal necesario para evitar que aumente el tiempo dedicado a las operaciones de carga y descarga y, sobre todo, para facilitar a los conductores las operaciones de ensamblaje de los equipos. En este sentido, la aprobación de las 44 toneladas también nos afectará de forma positiva.
Pensemos que la mayoría de la flota española es diésel -el 98,6%, según datos de ACE- y con el coste tan elevado que tienen los camiones y su vida útil, tomar la decisión de usar un vehículo con otra energía que no sea el gasoil es un asunto de vital importancia para una empresa. Hoy por hoy, el reto es tener clara una alternativa para la descarbonización.
Hay incertidumbre, pero también grandes certezas como que la tecnología será nuestra principal aliada para mejorar la eficiencia en las cargas, la gestión de rutas o la medición de la conducción. También nos ayudará a reducir las emisiones y el consumo de los vehículos diésel.
Como todos los sectores que trabajamos en la optimización de los recursos, hay ciertas medidas que pueden terminar impactando sobre el precio al cliente final. Es el caso de las entregas urbanas al disminuir la productividad por las restricciones respecto al tipo de vehículo, el peso permitido o el horario de los repartos. Por eso, tenemos claro(es) que solo podremos alcanzar la sostenibilidad medioambiental si va unida a la sostenibilidad económica.